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Silvia Álava #JuevesEnFamilia en la Dirección General de la Familia y el Menor de Madrid

El Director General de la Familia y el Menor, Alberto San Juan Llorente, tiene el placer de invitarle a la charla «Los niños y las nuevas tecnologí­as. Resolviendo dudas sobre su uso», impartida por la psicóloga Silvia Álava Sordo, Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, especialista en Psicología Clí­nica y Educativa y Psicoterapia, y autora de los libros «Queremos Hijos Felices, Lo que nunca nos enseñaron», y «Queremos que crezcan felices».

Jueves en familia - Silvia Álava

Estamos ante una nueva generación de niños que son «nativos tecnológicos». Desde que nacen tienen acceso a móviles inteligentes, tabletas y ordenadores, ven a sus padres trabajar y divertirse con ellos, y están acostumbrados a utilizarlos desde bien pequeños. Pero, ¿sabemos los padres cómo debemos actuar ante esta nueva forma de ocio?, ¿Conocemos los efectos que pueden llegar a tener en el desarrollo de nuestros hijos?  En esta charla resolveremos dudas de cómo gestionar las nuevas tecnologías, las edades apropiadas de uso, y qué pautas seguir al respecto.

FECHA: 27 de abril de 2017, de 18.00-19.30

LUGAR: Dirección General de la Familia y el Menor

C/Gran vía 14, planta baja

Entrada gratuita. Aforo limitado.

Se ruega confirmación en el correo dgfm@madrid.org

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«Las mentiras. ¿Por qué? y ¿Para qué?» Conferencia de Mª Jesús Álava en O Barco

El problema de la mentira será el eje principal de la próxima charla de los XVI Encontros Familia-Escola, que organizan la asociación socio-educativa Vagalume y el Concello de O Barco. Será el 26 de abril, a partir de las 19,30 horas, en el Teatro Lauro Olmo. El miércoles próximo, la psicóloga Marí­a Jesús Álava Reyes ofrecerá la exposición que tituló: «Las mentiras. ¿Por qué? y ¿para qué?».
El tema guarda relación con el último libro publicado por la ponente: «La verdad de la mentira». Antes, María Jesús Álava publicó otros muchos libros, como «El no también ayuda a crecer», «La inutilidad del sufrimiento» o «Las tres claves de la felicidad».
La actual edición de los Encontros Familia-Escola fue denominada «Neurociencia do comportamento» y consta de seis conferencias, siendo la de Alava Reyes la tercera.

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12 pautas para que el castigo sea más efectivo. Colaboración con La Opinión de Murcia

El objetivo final a la hora de corregir un mal comportamiento debe ser educar a los pequeños

castigar-ninos

La conveniencia o no de los castigos en los niños es un debate antiguo y controvertido. Mientras algunos no son partidarios de recurrir a ellos, otros expertos en educación infantil consideran que sí pueden ser útiles en determinados casos. Apuntan, no obstante, que es necesario cambiar con refuerzo positivo el concepto de castigo.

«La opción más adecuada es plantear la situación no como un castigo sino como una oportunidad que se ofrece al niño para elegir portarse bien o no portarse mal y ganarse así­ algo especial», señala la psicóloga infantil Silvia Álava. «Si el niño se porta mal y no puede hacer algo que le gusta no se debe trasladar al menor la idea de que se trata de un castigo sino que el mensaje es que no se lo ha ganado», señala.

En cualquier caso, los expertos señalan para que un castigo resulte realmente efectivo y consiga el efecto buscado es necesario que los padres sigan una serie de pautas y tengan en cuenta estas consideraciones:

  1. No recurrir de forma constante a los castigos. Si se castiga por y con todo al niño éste puede entrar en un estado de desmotivación y el efecto conseguido ser el opuesto al deseado. Aplicar un castigo debe ser algo excepcional, no la norma. «Muchos padres abusan del castigo, confundiéndolo con buena educación. Con ello consigue que la situación empeore cada vez más», señala Álava.
  2. El castigo debe ser inmediato. Si el castigo no se realiza al momento y se aplaza unos días se corre el riesgo de olvidar ejecutarlo o que el niño ni recuerde el motivo además de que se pierde la posibilidad de que el niño se porte bien hasta que llegue el día del castigo.
  3. El castigo no debe ser muy largo. No es viable, por ejemplo, imponer un mes de castigo porque los padres no van a poderlo mantener y el niño puede considerar que si ya está castigado durante un tiempo largo no hay motivo para portarse bien.
  4. El castigo debe ser proporcionado. A menudo los padres caen en el error de dejarse llevar por el enfado inicial y recurren a una extrema severidad, imponiendo un castigo a todas luces desproporcionado.
  5. Castigos proporcionales a la edad del pequeño. Debemos tener en cuenta la edad del niño a la hora de aplicar un castigo. Hay que tener claro que no es lo mismo pedir una cosa a un menor de 3 años que a uno de 9.
  6. No castigar a toda la familia. Los castigos deben afectar exclusivamente al niño o niña que se han portado mal. No es conveniente que su castigo se extienda también a sus hermanos ni a la familia en general.
  7. Evitar los gritos. Gritar a un niño nunca es conveniente, tampoco a la hora de aplicar un castigo. Los padres somos un ejemplo para los hijos, de manera que si recurrimos de forma habitual a los gritos, los pequeños de la casa se acostumbrarán y recurrirán también a ellos en sus relaciones con nosotros, con sus hermanos, amigos…
  8. El bienestar de los niños, lo primero. Los castigos no deben suponer jamás un daño fí­sico para el niño. Tampoco deben humillar o afectar al bienestar o a la autoestima de los pequeños.
  9. Argumentar el motivo del castigo. Es necesario que expliquemos a los niños por qué se les castiga. Como indicábamos en estas lí­neas, no obstante, hay que intentar evitar la palabra ´castigo´. Es mejor argumentar que se trata de una oportunidad que damos a los pequeños para elegir portarse bien y obtener así una recompensa.
  10. No prometer regalos si se porta bien. Cuando hablamos de ofrecer una recompensa, los expertos señalan que no debe ser algo material, ya que sino les estaremos acostumbrando a obtener premios por conductas que deberán salir de forma natural. Los especialistas en educación infantil señalan que las recompensan deben ser por ejemplo jugar a su juego favorito, preparar su comida favorita, transmitirle nuestras felicitaciones por lo bien que se ha portado, dedicarle unas caricias y una gran sonrisa…
  11. Elogios cuando se porta bien. Debemos reforzar con mensajes positivos a nuestro hijo cuando se porta bien o realiza alguna acción positiva. El elogio reconforta la confianza de los pequeños, aunque también hay que destacar que tampoco es bueno sobrepasarse con constantes halagos.
  12. No prestarle atención cuando se porta mal. A menudo cometemos el error de centrarnos en el hijo que se porta mal, convirtiéndole en el centro de nuestra atención. Esta actitud puede provocar que el niño automatice su mal comportamiento para llamar de forma constante la atención de los padres. Una mala actitud es más fácil cambiarla si la ignoramos, mientras si por el contrario, una buena conducta es reforzada con elogios y premios.