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Mamá, papá, ¿qué son los refugiados? Colaboración con El Huffington Post

Cuando llega hay que saber qué decir. Toda pregunta tiene una o varias respuestas posibles. Y acertar no es fácil. «Las mamás lo saben todo», me dice Clara desde sus cinco años cuando le confieso que no tengo ni idea sobre lo que me acaba de preguntar. «¿Qué es un gas?», me soltó mientras sacaba de la nevera agua con «un estado de agregación de la materia en el cuál las moléculas interaccionan débilmente», según Wikipedia. Ver la animación de las bolitas rojas y azules lo complicó todo aún más. Clara sigue sin saber qué es un gas y yo sigo sin saber cómo explicárselo. Google para nosotras no es suficiente.

Refugiados

El mundo, ya sea en estado líquido, sólido o gaseoso, es complejo. Si todas las imágenes de las pésimas condiciones en las que aguardan los refugiados en los campos provocan indignación, aquellas de un padre rapando a su hijo en el campo de Idomeni para acabar con los piojos arañaban directamente el corazón, la conciencia y el alma.

Guillermo Fouce, doctor en Psicología y presidente de la Fundación Psicología sin Fronteras cree que «los niños no son ajenos a lo que pasa en su entorno y cuando algo está en boca de todos les llega. Lo que pasa es que procesan la información en función de su edad». El mundo no es justo y poco a poco se irán dando cuenta, pero «para no generar indefensión debemos presentar alternativas y si no están de acuerdo podemos explicarles que tienen derecho a protestar». Luego está la otra cara de la moneda. La Fundación Psicología sin Fronteras atiende a refugiados que llegan a Madrid. Son personas que sufren por distintos duelos. Guillermo identifica hasta siete en este artículo.

A la hora de explicar o no a nuestro hijos la crisis de los refugiados, «todo dependerá de la edad», sostiene Silvia Álava, psicóloga y directora del área infantil del centro de Psicología Álava Reyes. http://alavareyes.com/ «Lo ideal sería que el niño nos pregunte, pero si no es así, salvo que sea muy pequeño, conviene que el adulto le saque el tema, dado que lo más probable es que algo sepan y que hayan visto y oído noticias relacionadas que tal vez no lleguen a comprender. Además puede ser un buen momento para trabajar la empatía». Podemos recurrir a ejemplos, si son pequeños: «antes de los once años el pensamiento es concreto y les cuesta hacer abstracciones». Silvia ha elaborado para nosotros esta impagable guía práctica, que más de un padre o madre en apuros agradecerá.

Decálogo para explicar la crisis de los refugiados a niños

  1. Dejar espacio para que los niños pregunten. Si no lo hacen, salvo que el niño sea muy pequeño, el adulto puede sacar el tema, dado que lo más probable es que el niño haya escuchado o visto algo.
  2. Hay que explicar el suceso adaptándonos siempre a su edad.
  3. No mentirles. Deben conocer que hay países en guerra y que por eso la gente no puede vivir allí y tienen que dejar sus casas.
  4. No es preciso entrar en detalles ni darles más información de la que necesitan.
  5. Dejar siempre abierto el diálogo. No basta con contárselo, hay que dejar que se exprese.
  6. Contestar a sus preguntas. Si nos ven dudar o que no les respondemos, buscarán la información en otra fuente y es mejor que sean sus padres quienes se lo cuenten.
  7. Ayudarles a identificar las emociones. Se les puede decir que estamos tristes, y que nos duele que no puedan vivir en sus casas.
  8. Explicarles que hay gente mala y vincularlo al hecho concreto de la guerra.
  9. Es probable que surjan miedos e inseguridades sobre si a nosotros nos puede pasar lo mismo o si va a haber una guerra en España. En estos casos hay que tranquilizarles y explicarles que no es nada probable y que sepan que pueden estar tranquilos.
  10. Es conveniente utilizar la crisis de los refugiados para trabajar la solidaridad colectiva y la empatía, por eso enviamos mantas, comida, donaciones. Incluso preguntarles qué cosas se les ocurren para ayudar.

¿Y los adolescentes? «Es muy probable que el asunto de la crisis de los refugiados les haya tocado la fibra sensible», explica Ángel Peralbo, psicólogo y director del área de adolescentes del Centro de Psicología Álava Reyes. «Generalmente tenemos tendencia a evitar que los hijos se empapen de las miserias humanas, sin darnos cuenta de que conocerlas es la única forma de desarrollarnos como personas completas, reales, maduras». En el caso de los adolescentes, «es especialmente importante que conozcan, en el mayor grado que se pueda, la verdad del drama de los refugiados en toda su dimensión, no únicamente los titulares», explica convencido Ángel, autor de estas claves muy útiles para abordar este asunto con los hijos mayores.

Decálogo para explicar la crisis de los refugiados a adolescentes

  1. Busca el momento adecuado. No tanto por el impacto de la noticia sino por el estado de tu hija o hijo. Si un adolescente no se muestra receptivo indica que no es el momento para abordar según qué cosas. Recuerda que es una etapa de cambios frecuentes.
  2. Un buen momento suele ser el instante en el que sale la noticia. Captar su atención garantizará que estén dispuestos a escuchar y sobre todo, a participar.
  3. Es muy importante que opinen y comenten lo sucedido. Permitirles que se expresen con libertad y en la medida de lo posible que participen aunque no estemos de acuerdo con sus opiniones. El tacto y un poco de mano izquierda ayudarán a conseguir que os escuchen.
  4. Apoyarnos en las imágenes va a ser muy útil, ya que las toleran mejor que grandes cantidades de información en formato verbal o escrito. Nos ayudan a conmover y a facilitar especialmente su expresión emocional. La edad les ha preparado para ver casi de todo, aunque lo preferible es que los adultos podáis aclarar el significado de ciertos impactos visuales. Pero queramos o no, hoy en día pueden acceder a una cantidad de imágenes antes inimaginable.
  5. Ayudarles a diferenciar entre connotaciones políticas del asunto y la realidad de las familias ya que son dos temas paralelos y distintos. Indefectiblemente las noticias mezclan la realidad del drama con los efectos colaterales y con los diferentes puntos de vista de los afectados por lo que la noticia se hace compleja. Muchas veces a pesar de la capacidad que se les presupone, los y las adolescentes simplifican.
  6. No saturarles. La reiteración de las noticias con frecuencia produce cierto proceso de habituación y es posible que sature, generando un insensibilización, cuando no rechazo. Es bueno que no estemos hablando del asunto cada vez que vemos la ocasión.
  7. Buscar su implicación a través de algún tipo de ayuda. Son muy receptivos a las sugerencias que les permitan sentirse útiles, lo que facilita su acercamiento al drama de los refugiados. Es una etapa en la que si valoran que ante algo no se puede hacer nada, se minimiza la conmoción y la sensibilización; en cambio, sentir que se puede aportar una ayuda, del tipo que sea, facilita la implicación emocional.
  8. Interpelarles para que opinen sobre cómo lo abordarían si de ellos dependiera. Mostrar interés y dar valor a sus ideas supone promover que se sientan importantes, útiles y sobre todo, capaces de aportar e implicarse. Esto mejorará su autoestima. Frecuentemente lo confundimos y llegamos a pensar que la mejora viene por experiencias muy positivas, pero en realidad de éstas tienen ya muchas.
  9. Debéis ayudarles en la expresión de las emociones, su entendimiento y buena gestión, ya que es una necesidad en el ser humano. Es una oportunidad para que situaciones tremendas de la vida que provocan emociones como la pena, la tristeza, el miedo, incluso la ira, puedan facilitar buenos pensamientos que las canalicen.
  10. Hay fuentes de información que profundizan más en la noticia y que van más dirigidas a entender que exclusivamente a sensibilizar o impactar. Organizaciones no gubernamentales que viven y cuentan el drama desde una perspectiva mucho más completa que la que consigue el objetivo de una cámara fotográfica. Los adolescentes están ya preparados desde hace tiempo para sumergirse en estas realidades.

No hay decálogo para comprender la miseria del ser humano. Sólo espero que los gobiernos lleguen a ser la mitad de solidarios que sus pueblos. O que esos niños y adolescentes de los que hablamos logren, por fin, un mundo más justo.

FUENTE:  Maika Ávila: www.twitter.com/maikaavila

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¿Cómo puedo darle malas noticias a los niños? Por Sara Ríos

Es posible que, en algún momento de la vida, un niño tenga que pasar por algún acontecimiento negativo como la muerte de un familiar, una mascota, un atentado que sale constantemente en las noticias, etc. y enfrentarnos al momento en el que se lo tenemos que explicar suele resultarnos algo complicado. Muchas veces nos preguntamos; “¿Es necesario contárselo?” “¿No sufrirá más?” “Si no se lo decimos, a lo mejor ni se entera.” “¿Qué nos inventamos para que no sufra tanto?”…

Dar malas noticias a los niños
La mayoría de las veces, intentamos ocultarles información o mentirles para que no sufran, sin embargo, es posible que se acaben enterando de otra manera o por otras personas y el temor puede aumentar. Es posible que, si nosotros no les damos una explicación sobre lo ocurrido y dejamos que ellos se lo imaginen por lo que van observando y escuchando, se puedan formar una idea errónea y no podremos saber cómo se sienten ni cuáles son los miedos y preocupaciones que puede que estén teniendo.

Malas noticias a los niños2

Por tanto, cuando nos encontremos con esta situación, es importante seguir estas recomendaciones:

  • No mentirles ni intentar transformar la realidad: los niños deben aprender que las personas no somos inmortales, la muerte existe y no se puede evitar. Mensajes como “tu abuelo se ha dormido por mucho tiempo”, no les ayuda a afrontar la situación.
  • Adaptar el modo de darles la información según el lenguaje del niño: hay que adaptar el mensaje a su lenguaje y capacidad de entendimiento. Además, si son muy pequeños, debemos contarle lo que ha pasado pero no es necesario dar muchos detalles del suceso ya que podemos dañar su sensibilidad y no le va a ayudar a clarificar la situación.
  • Enseñarles a expresar sus emociones: se les indica que son situaciones en las que las personas pueden llorar, sentir rabia, sorpresa,… deben expresarlas si lo necesitan pero enseñándoles a manejarlas correctamente.
  • Resolver las dudas que tengan: es probable que el niño no entienda la situación y que haga preguntas tanto ese día como los posteriores, por lo que es necesario responderlas sin engañarles y estando muy pendientes de cómo se va sintiendo los días siguientes.
  • Darles nuestro apoyo y cariño en todo momento: que sepan que estamos ahí con ellos para cualquier cosa que necesiten o cualquier duda.

Si notas que le cuesta asimilarlo más de lo normal o si tienes alguna duda sobre cómo explicárselo, no dudes en acudir a nosotros y te ayudaremos.

Sara Ríos GilSara Ríos Gil

Psicóloga Sanitaria

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Separaciones conflictivas entre padres… ¿cómo afectan a los niños? Por Sara Ríos

“Es una mala madre, nada más que lo quiere por el dinero”, “La nueva novia que tiene Separaciónes una bruja y sus hijos ya ni te cuento…”, “El sábado es su cumpleaños y el niño quiere que vaya…yo creo que le compro cualquier cosa, se la doy en un momento antes de irme a trabajar  y así me ahorro ir y ver a la madre”, “Es que no sabe ser responsable, me lo trae siempre sin duchar, con la ropa sucia, sin los deberes hechos… y encima quiere la custodia”, “Al final tú eres la mala y él el bueno”… Estos y otros muchos comentarios son los que día a día tienen los padres con sus conocidos, familiares, e incluso con nosotros como profesionales constantemente en la consulta. Lo que no se dan cuenta, es que la mayoría de las veces lo dicen en presencia de sus hijos y, aunque piensen lo contrario, ellos lo escuchan y lo sienten todo.

Pasar por una separación conflictiva siempre es un acontecimiento desagradable para los dos por todos los trámites y disputas que tienen que pasar, pero esto empeora si hay hijos en común de por medio. Muchas veces los padres no los tienen en cuenta cuando deciden separarse y, otras veces, piensan en ello pero no son conscientes de que los niños lo sufren igual o incluso más. Están expuestos a cambios continuos de residencia, a formas distinta de educar, a enfrentamientos entre ellos e incluso, a veces, son el foco del desahogo del uno contra el otro (“anda que vaya tela tu madre”, “tu padre no te quiere venir a buscar”, “vaya madre te ha tocado”…)

Las respuestas que los niños suelen tener ante este tipo de separaciones pueden llegar a ser: preocupación, rabietas, ansiedad, tristeza, dificultades en el colegio, problemas de autoestima, autoculpabilización, etc. Sin embargo, también depende de las características personales del niño, sus estrategias de afrontamiento y, sobre todo, cómo los padres se impliquen con sus hijos en este sentido. También puede llegar a suceder, sobre todo en niños más mayores,  que se “aprovechen” de la situación y chantajeen a sus padres o que se decanten por uno de ellos y se enfrenten al otro progenitor. En todos estos casos, las consecuencias personales para el niño son muy negativas.

Separación y niños

Por tanto, si se está pasando por una separación conflictiva o si ya está establecida la custodia pero la relación entre los padres es muy conflictiva, recomendamos una serie de pautas a seguir por ambos:

  • Asegurarnos de que el niño no se encuentre cerca e incluso en la misma casa cuando tengáis algún tema que discutir o reprocharos, ya que lo escucha todo.
  • Evitar hacer comentarios negativos sobre el otro progenitor con cualquier persona siempre que el niño esté presente o cerca.
  • No hablar de forma despectiva ni negativa del otro progenitor con el niño, ni siquiera pequeños comentarios del tipo “vaya madre tienes”, “qué poco te quiere tu padre”, etc. En esta línea, si es el niño el que comenta algo que ha hecho con el otro progenitor, intentar no criticar negativamente lo que dice, aprobarlo y, si no nos parece bien, hablarlo a parte con el otro padre.
  • Intentar, dentro de lo posible, estar de acuerdo en la educación del niño: las normas a poner, las consecuencias, la rutina, etc. Para que el niño no note un desequilibrio en la crianza y se pueda normalizar todo lo posible su día a día aunque esté en casas diferentes.
  • Apoyar y querer incondicionalmente al hijo, preocupándose por su día a día y aprovechando los momentos que se tenga con él.

En definitiva, una separación sin repercusiones negativas para los niños es posible siempre y cuando se le tenga al margen de los conflictos entre los progenitores, intentando que su día a día sea lo más satisfactorio posible y dándole en los dos ámbitos un apoyo y cariño incondicional.

Si necesitáis pautas para sobrellevar esta situación entre vosotros o con vuestro hijo, no dudéis en contactar con nosotros y os ayudaremos porque, recordad: una separación positiva y sin repercusiones para vuestros hijos, ¡es posible!

 

Sara Ríos GilSara Ríos Gil

Psicóloga Sanitaria

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Rabietas: Claves para saber cómo actuar y qué debemos evitar. Por Gema Valenzuela

En un post anterior explicamos por qué pueden desencadenarse las rabietas y como prevenirlas. Vamos a pasar a la acción viendo que no debemos hacer y lo que sí.

Rabietas

¿Qué es lo que no hay que hacer?

  1. Reaccionar impulsivamente: Es muy importante que los adultos no se tomen la agresividad de los niños como algo personal y saber que son reacciones pasajeras.
  2. Enfrentarse: No es conveniente pedir explicaciones en el momento en el que el niño está nervioso, ni enfrentarse a él de modo violento.
  3. Gritar: No se debe levantar la voz, si se hace se contribuye a aumentar la escalada agresiva, además de hacer de modelo negativo para el niño.
  4. Expresar sentimientos de amenaza: Estos sentimientos suelen agrandar el problema porque producen malestar y empeoran la relación a largo plazo.
  5. Intentar razonar con él: En medio del berrinche, razonar con él, solo servirá para ofrecerle más atención. Podremos hablar cuando esté tranquilo.

¿Y lo que sí?

 Aquí proponemos 5 claves para reaccionar ante el descontrol de nuestro hijo en cualquier situación:

  1. Poner una norma sobre cómo se debe comportar y su consecuencia si no la cumple: Elegir una o dos normas concretas y explicarlas cuando haya calma en casa. Podemos decir: “no se puede pegar ni pedir las cosas llorando, si esto se hace la consecuencia será…”. Debemos elegir algo proporcionado a la acción y cumplir con ello.
  2. Mantener la calma: Hay que acercarse y hablar en un tono de voz relajado. Como es muy importante que no reciba más atención de la cuenta por nuestra parte, en ese momento podemos decir: «cuando te comportas así, yo no quiero estar contigo». Acto seguido, seguimos haciendo lo que teníamos entre manos sin prestar más atención. Cuando el niño se calme debemos decirle que así es como queremos verle.
  3. Preguntar: Si el niño es mayor y domina el lenguaje se puede sugerir que comente lo que le ocurre o le preocupa, y de este modo poder ofrecerle ayuda para solucionar sus problemas. Muy importante respetar que no quiera hablar, en este caso no se debe insistir, es preferible dejarle a su aire.
  4. Evitar riesgos: Si su comportamiento se muestra descontrolado, será necesario eliminar objetos peligrosos del entorno. Por ejemplo, en niños que se tiran al suelo y se revuelcan descontrolados será necesario apartar objetos con los que puedan golpearse.
  5. Premiar la amabilidad: Cuando el niño actúe de modo amable (preguntando, pidiendo con amabilidad, colaborando) es beneficioso elogiar y recompensarle. Basta con un gesto de agradecimiento, con una caricia y con una frase de orgullo. De este modo aprende que este tipo de conducta tiene consecuencias agradables.

Gema ValenzuelaSi quieres realizar alguna consulta en relación al comportamiento de tus hijos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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Navidad: Regalos, Juguetes, Luces… y Rabietas. Por Gema Valenzuela

Rabietas Navidad2Las vacaciones de Navidad se acercan y con ellas unos días de preparativos, regalos y con suerte, algo de descanso. En estas fiestas los niños son los verdaderos protagonistas, llenando de alegría e ilusión los lugares por donde pasan. Pero lo cierto es que, los juguetes en los centros comerciales y la excitación que sienten en esta época del año, hacen que puedan aparecer las conocidas rabietas en los lugares menos oportunos. En consulta encontramos padres que tienen poca sensación de control sobre el comportamiento de sus hijos en estas situaciones. Otras veces, vemos que toleran muy poco determinadas reacciones que entran dentro de la normalidad para la edad del niño. Es importante tener en cuenta que la manera en la que los niños buscan nuestra atención y piden lo que quieren es llorando, eso han venido haciendo desde que nacieron, pero nosotros debemos enseñarles otra manera de reaccionar para que la vayan interiorizando y llegue un momento en el que no necesiten control externo para calmarse sino que lo hagan ellos solos. Entonces… ¿Cómo y por qué se desencadenan? ¿Cómo puedo prevenirlas o reducirlas?

POSIBLES DESENCADENANTES

Para saber cómo actuar, es importante conocer por qué pueden aparecer las rabietas. Algunos motivos frecuentes son:

  1. Al sentir frustración. Cuando un niño pierde los nervios al intentar encajar las piezas de un puzzle, rompe un dibujo cuando cree que no le ha salido bien o quiere que le compremos algo que ha visto y no lo hacemos.
  2. Ante la sensación de que se está invadiendo su espacio personal, por ejemplo cuando intentamos hacer algo por un niño para ganar tiempo y éste se enrabieta porque quería hacerlo solo.
  3. Como reacción ante una acción del cuidador, como en el caso de niños que lloran, patalean y gritan cuando sus padres salen de casa.
  4. Ante cambios en el entorno o rutinas, sería el caso de niños que empiezan a acudir a la guardería o cambian de colegio y se vuelven “irritables”.
  5. Por recibir atención. Muchos niños utilizan la rabieta para captar la atención de sus progenitores. Imaginemos una situación en la que un niño llora, grita o se tira al suelo. Los padres intentan calmarles utilizando múltiples estrategias, entre ellas, cediendo a su petición. Este tipo de comportamientos se vuelven estables pues el niño encuentra la forma de ser el centro de atención y conseguir aquello que desea.

 little child is crying

¿CÓMO PODEMOS PREVENIR ESTAS CONDUCTAS?

  1. Fomentando la independencia: Como hemos comentado anteriormente, uno de los motivos del comportamiento agresivo es la frustración de no conseguir las cosas por uno mismo, será de utilidad reforzar y fomentar sus comportamientos autónomos.
  2. Mantener ciertas rutinas en la vida diaria: Esto hace referencia a los momentos en los que hay que introducir cambios, en estos casos lo más adecuado es que se introduzcan de modo progresivo.
  3. Tener en cuenta las expresiones no verbales: Si prestamos atención a los signos no verbales, podremos prevenir y predecir el momento en el que el niño va a comportarse de manera agresiva. En ocasiones, se empiezan a mostrar inquietos, tensan la cara, se muerden los labios…
  4. Utilizar la distracción: Si comenzamos a ver que el niño está empezando a cabrearse, es conveniente distraer su atención, el objetivo es conseguir que se olvide del enfado.
  5. Predicar con el ejemplo: Debido a que los niños aprenden por observación, también es conveniente tener en cuenta que como adultos debemos comportarnos del mismo modo que pedimos a los niños que lo hagan.

 

Recuerda que manteniendo la calma y siendo firmes cuando toca, saldréis ganando todos. Ahora, a disfrutar de la Navidad y de la ilusión que tienen los niños en estas fiestas.

Gema ValenzuelaSi quieres realizar alguna consulta en relación a las rabietas y desobediencia de los niños no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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Felicidad y autoestima casi siempre van de la mano. Por Sandra Méndez

Freud llegó a definir expresamente la depresión o melancolía como la pérdida de la autoestima (1914). Los hallazgos científicos nos dicen que la baja autoestima y la depresión son viejas amigas, especialmente cuando hablamos de población infantil (Leiternberg et al., 1986).

Felicidad y autoestimaAunque no está muy claro qué va antes, si el huevo o la gallina, lo cierto es que están relacionadas: a mayor depresión menor autoestima y mayor ansiedad.

Cuando les preguntamos a los padres qué es lo que más desean para sus hijos nos damos cuenta de que la unanimidad es aplastante: queremos que nuestro hijo sea feliz por encima de todo. La autoestima ayuda a los niños en edad escolar a mantener una identidad equilibrada. Como dice Silvia Álava, en los primeros años de vida el concepto que el niño tiene de sí mismo depende del que tienen los demás de él. Investigadores de la Universidad de Washington afirman que la autoestima del niño empieza a conformarse a partir de los 5 años de vida y ésta funciona como base para la vida, siendo relativamente estable en el tiempo.

Si observas que tu hijo apenas tiene interés o ilusión por las cosas, si busca cualquier artimaña para no hacer los deberes porque piensa que no va a ser capaz de hacerlos, si le cuesta mucho hablar en público o tomar decisiones, puede que la visión que tenga tu hijo de sí mismo sea muy pobre.

La buena noticia es que la autoestima puede trabajarse desde edades muy tempranas. En Gomins® te enseñamos cómo fomentarla con divertidas actividades para realizar en familia durante 18 días. Tenemos una misión dedicada exclusivamente a ello: Verme bien para sentirme mejor, para niños a partir de 6 años de edad.

Felicidad y autoestima

Si quieres que tu hijo sea feliz hay algo que puedes empezar a hacer desde hoy mismo. Te damos las 5 claves para potenciar su autoestima. Ayúdale a:

  1. Conocerse. Es el primer paso para quererse a sí mismo.
  2. Ver sus puntos fuertes y valorar sus logros. Felicítale cuando haga algo bien, serás el mejor ejemplo.
  3. Aceptar sus errores. No podemos ser perfectos. Deja que se enfrente a pequeños retos. Es una buena forma de aprender.
  4. Tomar sus propias decisiones. No le sobreprotejas. Dale libertad para poner en marcha sus propios recursos.
  5. Reírse de sí mismo. No hay nada como utilizar el humor con uno mismo.

Si lo que buscas es que tu hijo aprenda a valerse por sí mismo y adquiera competencias emocionales y sociales con las que poder regular su conducta y sus emociones, ¡descárgate Gomins®! Nosotros te ayudamos a mantener y generalizar los resultados para que tu hijo siga siendo feliz en las diferentes etapas de su vida. De eso se trata, ¿no…?

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María Jesús Álava Reyes nos brinda ideas clave para educar sin agobiarnos

Mª Jesús Álava - Gestionando HijosMaría Jesús Álava Reyes nos habló de padres y madres que educan solos y se sienten desbordados. Dejar el sentimiento de culpa de lado, escuchar las verdaderas necesidades de nuestros hijos (que pasan, fundamentalmente, porque sus padres estén bien), saber pedir ayuda y sonreír a la vida son las claves que esta experta ofreció para educar mejor.

María Jesús Álava Reyes sabe que una de las principales preocupaciones de padres y madres es la falta de tiempo. Por eso nos dice que “lo primero es no agobiarse por la falta de tiempo, lo importante es la calidad”. Por su dilatada experiencia, sabe además que padres y madres solemos juzgarnos muy severamente y sentirnos culpables. Por eso afirma que “nos encontramos muchos padres y madres que ya se han suspendido previamente. Y sin razón. Porque se entregan”. Queriendo disipar la culpa de las cabezas de familias monoparentales, María Jesús nos comentó que “los hijos educados solos son más resilientes y a veces más autónomos”. Y nos subrayó: “Si estamos solos, no nos pidamos cubrir dos papeles, estaremos continuamente insatisfechos”.

María Jesús confesó que, por su experiencia, “los niños no piden tanto” y preguntó al público qué creen que piden nuestros hijos: quieren que sus padres estén tranquilos y felices, que los escuchemos, que estemos orgullosos de ellos… “Los niños”, subrayó María Jesús, “quieren vernos bien. Un niño no puede vivir sin esperanza”, pensando que el futuro es muy duro y difícil.

Ante la falta de tiempo, María Jesús nos brindó una idea de llevar un registro de las actividades y rutinas diarias y el tiempo que nos lleva realizarlas, para identificar fugas de tiempo. También propuso, en otro momento, acabar con las peleas por las rutinas premiando al niño con atención solo si ha hecho las tareas a la primera. Así, asegura, perderemos menos el tiempo. Esta experta preguntó a los asistentes si al cabo del día les quedan 30 minutos para ellos. El resultado no sorprendió: los hombres contestaron que sí, y las mujeres se rieron. Por eso, María Jesús tocó otro tema central en la educación de los hijos: “el sentimiento más común de las madres es el agotamiento. Es un problema enorme de gestión del tiempo”. Por eso, la experta nos advirtió contra la proliferación de extraescolares en la agenda de nuestros hijos: “los niños necesitan tranquilidad y nosotros también. A veces, cuando preguntamos a los niños qué quieren, nos responden “que me borren de tantas extraescolares””. Todo esto lleva a pensar a esta psicóloga que los niños “no tienen tiempo para pensar solos. No digo estar con maquinitas. Digo pensar solos. Y eso les va a hacer muy dependientes”.

_1160428 pqMaría Jesús nos animó a educar en la coherencia al decirnos: “No prometáis lo que no podéis cumplir. Perdemos autoridad ante los hijos”. Y se mostró partidaria de apostar por el tiempo de calidad al afirmar que lo único que no podemos delegar es “lo fundamental: esos momentos fantásticos de cercanía” y conexión con nuestros hijos. Pero eso sí, tenemos que aprender a aceptar y pedir ayuda porque así “`podemos controlar el estrés y el cansancio”

La culpa fue un elemento central de su charla. Nos llegó a decir que “nos sentimos culpables porque nos juzgamos constantemente y somos nuestros peores jueces”. Y recordó que “la culpa es inútil, no va unida a una acción y nos hace manipulables”. Por eso, nos recomendó “aprender a perdonarse y aprender de los niños, que no suelen sentirse culpables”. Quizá es un aprendizaje más complicado para las mujeres, que suelen perdonarse menos, pero María Jesús nos advirtió de que “la peor sensación para los niños es una madre infeliz”.

¿Cuáles son las reglas de oro de esta experta para disfrutar educando?

La madre perfecta o el padre perfecto no existen. Debemos asumir nuestras limitaciones y no fustigarnos por nuestros erroresConfiemos en nosotros y en nuestros hijos. Disfrutemos de momentos de calidad y hagamos mimos y cariños a nuestros hijos. Corrijámosles sin humillarles. No les gritemos ni, por supuesto, les peguemos.  Aprendamos a quererles como son.  Recordemos todos los días las cosas buenas que nos aportan. Nos cuenta en este punto María Jesús que por su experiencia en consulta sabe que “los niños y niñas dicen muy a menudo que sus padres o madres no suelen  decirles nunca lo que hacen bien”Usemos el sentido del humor: “Es una tragedia no hacerlo”.  Y apostemos por el sentido común.  Si son diferentes, tratémosles de manera diferente. Para Álava Reyes es un error pretender tratar igual a todos nuestros hijos.  Es muy importante no transmitirles la idea de que su felicidad depende de los demás, porque les haremos muy infelices. Y la conclusión de esta experta con tantos años de experiencia es: “Observemos a nuestros hijos. Ellos saben lo que necesitan”.  

María Jesús respondió con generosidad las dudas de muchas madres, algunas de ellas separadas o divorciadas, que educaban en solitario y eran “las malas”. Con gran sensibilidad, esta experta les llegó a decir que, siendo las malas, “les estáis salvando la vida a vuestros hijos”.

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Juegos y juguetes, se acercan las Navidades. Por Cristina Gomis

Juegos y juguetesLos grandes centros comerciales ya nos recuerdan que se acerca la Navidad y con ello, las mismas preguntas de todos los años.»¿Qué puedo regalar a los niños? ¿Cuántos regalos les tengo que hacer? Tienen de todo y quiero comprar algo que le den uso y sea apropiado para su edad»

Pues bien, no debemos limitarnos únicamente a regalar juguetes en fechas señaladas. Debemos regalar juguetes en varias épocas del año para que puedan mantener la ilusión y el interés por ellos. Es por ello, que es importante tener en cuenta que siempre existe un juguete adaptado a las necesidades de desarrollo que presenta cada niño. En este artículo, nos vamos a centrar en la primera infancia para la elección del mejor juguete.

  • De 0 a 12 meses, la mamá y el papá es el mejor juguete del niño. Es una época en que necesitan mucho contacto físico y afectivo, que estimulen sus sentidos y su movimiento por tanto es importante que tengan juguetes para coger y soltar, morder, agitar, empujar, etc. ¿Qué podemos regalar? Sonajeros, muñecos de goma, tentetiesos, pelotas, alfombras de tela, juguetes sonoros, juguetes con diferentes texturas, centros de actividades, muñecos blandos, juguetes para el baño, balancines, móviles. ¿Por qué? Siguen con la mirada el movimiento de los objetos, responden con risas y gorjeos, estimulan la capacidad para reconocer voces, distinguen formas y colores, empiezan a mantenerse sentados, son capaces de agarrar objetos, golpean objetos, arrastran y empiezan a pronunciar sus primeras palabras.
  • De 12 a 24 meses, debemos proporcionarle juguetes que le estimulen a caminar ya que durante este segundo año se produce el logro de experimentar el entorno próximo. En esta etapa podemos regalar correpasillos, arrastres, pelotas, bicicletas de 3 y 4 ruedas, pizarras, pinturas, juguetes que estimulen su destreza manual, juegos para apilar, llenar y vaciar, libros de goma y cartón duro, construcciones y encajes sencillos. ¿Por qué? Muy sencillo, ellos ya arrojan y recogen objetos, consiguen el equilibrio en sus acciones, comprenden y hablan, andan y saltan, descubren su entorno y empiezan a jugar con compañeros.
  • De 2 a 3 años, los niños empiezan a imitar lo que ocurre a su alrededor. Hacen de papá, de mamá, de médico… Los niños interiorizan los valores de su familia y de la sociedad a la que pertenecen, expresan sus sentimientos y exteriorizan conflictos. Para muchos papás esta es la edad «fácil» de regalar porque podemos encontrar fácilmente coches, palas, cubos, construcciones, puzzles, pinturas, muñecos, supermercados, salones, sillitas, carritos, cunas, complementos de cocina, peluquería, medicina… ¿Por qué? Ellos ya hablan, aprenden nuevas habilidades, preguntan, corren, saltan y sobre todo imitan.
  • Aproximadamente a los 4 años, es cuando el juego cobra mayor atractivo, sobre todo porque ya son capaces de jugar con otros niños y niñas, y organizar sus juegos. También disfrutan con los juegos de movimiento , es decir, con balones, bicicletas, columpios…
  • Hacia los 5-6 años los niños ya juegan a juegos en los que existen una serie de normas o reglas que los jugadores deben conocer y respetar. Normalmente éstos son juegos de mesa. Podemos aconsejar por tanto, juegos de habilidades sencillos, patines y bicicletas, mecanos, construcciones, cuentos, marionetas, disfraces, casas de muñecas, juegos de manualidades, coches teledirigidos, juegos de preguntas y repuestas, juegos de memoria, cartas, futbolines, juegos de experimentos ¿Por qué? Ya tienen buena habilidad física, descubren el entorno familiar, hablan correctamente, revelan sentimientos en los juegos, exteriorizan emociones jugando, comparten juegos con sus amigos.

Por último cabe decir que hay que regalar juguetes suficientes, pero no excesivos. No les ayudaremos comprando todo lo que piden. Recibir demasiados juguetes puede generar actitudes caprichosas, de menosprecio, de egoísmo, de descuido, de desinterés, de poca valoración de sus cosas. Los juguetes son los primeros objetos que consideran suyos, por ello es importante enseñarles a valorarlos y a cuidarlos. Frecuentemente los niños reciben más juguetes de los que necesitan y que realmente pueden disfrutar.

Cristina Gomis

Cristina Gomis Pont

Psicóloga Sanitaria

Fundación María Jesús Álava Reyes:

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Ahora que viene Halloween… ¡Haz frente a los miedos infantiles! Por Sara Ríos Gil

Ahora que viene Halloween… ¡Haz frente a los miedos!

-Miedos infantiles-

Miedos infantilesSi eres padre o madre o simplemente tienes a algún niño constantemente a tu alrededor (sobrino, primo, nieto, etc.), es probable que en algún momento te haya dicho “tengo miedo” cuando se ha despertado a mitad de la noche, o haya llorado desconsoladamente cuando lo has acercado a un animal de gran tamaño o tal vez haya tapado sus ojos con sus manos cuando ha visto una película de monstruos o fantasmas. En efecto, en todos estos momentos y en muchos otros está sintiendo miedo. Pero la pregunta es… ¿es normal que tenga miedo?

En general, y aunque parezca mentira, que los niños sientan miedo es algo normal y evolutivo. Gracias a ese miedo, aprenden a apartarse de situaciones que pueden ser peligrosas como un animal muy grande, lugares oscuros, personas desconocidas, etc. En cada etapa evolutiva se va teniendo miedo a diversas situaciones y cosas, pero poco a poco se superan sin problemas y normalmente acaban desapareciendo.

Sin embargo, nos tenemos que preocupar cuando el miedo no desaparece con el tiempo, o cuando interfiere en la vida cotidiana del niño, por ejemplo, no es capaz de dormirse él solo, no quiere ir a actividades que antes iba, rechaza hacer cosas que otros niños de su edad sí que hacen, etc.

Os anticipamos algunas pautas generales para ayudarles a solventar los miedos:

  • Identificar si es un miedo a una situación concreta o es un miedo general.
  • Apoyarles y darles seguridad sin negar la importancia del miedo que sienten. Frases como “eso es una tontería” o “cómo vas a tener miedo a eso, si solo es…” no le ayudan.
  • No mostrar preocupación delante de él, los adultos somos modelos para ellos y si nos ven preocupados, se sentirán menos protegidos y con más miedo ante la situación.
  • Intentar que no vean películas o dibujos donde aparezcan monstruos, fantasmas, o algún otro personaje que pueda causarle miedo.
  • Si su miedo aparece cuando se va a dormir, leerle algún cuento con mensajes positivos para que sea lo último que escuchan antes de dormir.
  • Practicar alguna técnica de relajación adaptada a su edad (por ejemplo, para los pequeños: aprieta los músculos como si fuera un robot y relájalos como si te convirtieras en un muñeco de trapo).
  • No forzarles a que se enfrenten solos al miedo. Hay que ir ayudándoles poco a poco a superarlo, dándoles pequeñas recompensas cuando lo consigan y no castigarles ni reñirles si no lo logran. Hay que tener mucha paciencia.

Éstas son solo unas pautas generales, si el miedo sigue persistiendo y sigue teniendo una intensidad muy alta, no hay que dudar en acudir a un profesional para ayudar a solucionarlo ya que es muy importante dotar al niño de suficientes estrategias para que sea capaz de superar y enfrentarse a su miedo con éxito.

Sara Ríos GilSara Ríos Gil                                                                                  LinkedIn                                                                           Psicóloga Sanitaria                                                             Fundación María Jesús Álava Reyes                                         91 083 77 81